Ornamentos

Ornamentos

La semana pasada tuve mi penúltima clase del curso que estoy tomando sobre historia del arte clásico. En esa sesión, revisamos a los artistas del Rococó y, como me suele suceder en cada clase, me topé con una sorpresa que no tenía presupuestada. 

Nos presentaron obras importantes de la artista Louise Élisabeth Vigée Le Brun. Mientras repasábamos las obras, nos fue comentando que ella llegó a ser una de las pintoras favoritas de María Antonieta, la reina de Francia en aquel momento. En los retratos de María Antonieta no solo podemos ver su evidente dominio técnico, sino el uso de todos los símbolos que era importantes para la época. Las poses, los gestos, la ropa, los muebles, la corona y hasta dónde pone los pies.Todo estaba en función de contar la importancia del retratado.  

Al final nos mostró un autorretrato, que por sus valores, hasta pareciera de otra época. En esta pieza, la artista aparece con prendas modestas, un peinado sencillo y abrazando a su hija. No tenemos información del contexto, ni de su lujos, ni de la superioridad intelectual que seguramente tenía. Incluso la maestra nos comentó que hasta ahora no se conocen autorretratos previos que incluyeran a los hijos de los artistas. Al ubicar el cuadro en la época, podemos percibir a una artista que decide presentarse como un ser humano y no como una autoridad. Me cautivó, entre otras cosas, por ese tipo de decisiones. 

Me puso a pensar en las decisiones que he llegado a tomar para encontrar formar de presentarme al mundo. En muchos momentos de mi vida, he aspirado a presentarme al estilo de Maria Antonieta, recurriendo a ornamentos similares a una Corona; presentándome con un título universitario, un puesto en una empresa importante, un cocodrilo en la camiseta, un coche híbrido y demás adornos que me podrían ayudar a comunicar que soy alguien que ha logrado cosas. Si bien, no le veo nada de malo hacerse de condiciones que mejoran la calidad de vida, incorporarlas a la personalidad es un juego rudo. 

En los últimos meses he puesto en práctica el irme deshaciendo de estos ornamentos a la hora de presentarme y, justo a través de este blog, presentarme con mis dudas y mis miedos. Este cambio ha resultado ser una experiencia muy liberadora, que además me ha permitido conectar de una forma más profunda con gente que ya me conocía de hace años y con personas que recién voy conociendo. 

El autorretrato de Vigée Le Brun me sirve como ejemplo para seguir trabajando en presentarme al mundo de una forma más honesta.

El gesto

El gesto

Dudas

Dudas