Nueva Pilsen.
Me quedaba una mañana libre en mi breve visita a Chicago. Ese domingo por la mañana cargaba con reflexiones de mi paseo por el The Art Institute of Chicago, la vibra del barrio Pilsen, donde estaba mi habitación de airbnb, y el ruidajal de los juegos pirotécnicos del 4 de julio del 2015. Cerca del departamento estaba el National Museum of Mexican Art y pensaba que era una buena oportunidad para visitarlo mientras digería mis reflexiones.
Llegando me encontré con una pintura enorme de un musculoso héroe azteca sosteniendo una mujer aparentemente desmayada. Me pareció gracioso entender que tenía una musculatura que hasta He-Man podría envidiar. Caía en cuenta que esto que yo consideraba una folklórica ilustración de calendario, en Chicago era una pieza de arte que servía como vehículo para fortalecer la identidad de una comunidad. La obra me tocaba por ser mexicano, por amar el arte y por mi oficio publicitario.
Regresé a México y me quedé con el pendiente de algún día hacer algo con esa experiencia. En un punto mandé a hacer unos calendarios con el nombre de un supuesto negocio llamado Nueva Pilsen, pensando que esos calendarios podrían servir como un vehículo para establecer relaciones con a la escena del arte mexicoamericano en Chicago. Percibía que allá estaba sucediendo un diálogo sobre México en el que México no estaba respondiendo activamente.
Tiempo después, al entrar al Taller de Curaduría de Gonzalo Ortega, elegí abordar el uso de motivos prehispánicos en el Arte y la Mercadotecnia de México. Quería aprovechar la oportunidad para entender porque nos aferramos al uso de estos códigos durante tanto tiempo. Aquí me permito presentarles lo que logré investigar durante el taller.
Quise trazar una línea de tiempo donde pudiera entender los principales eventos que nos han llevado hasta aquí.
Lo primero que hice, fue desempolvar mis recuerdos de la escuela y darme cuenta que han pasado 500 años desde que empezó una transformación cultural muy importante. De paso, también entendí que desde hace 200 años se nos ha recalcado en la educación que los españoles nos arrebataron el país. Y que hace un poco más de 100 años empezó un proyecto decisivo para definir qué significa ser mexicano y el uso de la temática azteca fue un instrumento que tomaron las instituciones para lograrlo. En mi forma de entender las cosas, el hecho de que nos importe lo prehispánico, tiene más que ver con una agenda política que con un interés genuino de la mayor parte de la población.
Me topé con aspectos interesantes de este proyecto encargado a José Vasconcelos. Dado que las culturas prehispánicas empezaron desaparecer hace varios siglos, se encomendó a Best Maugard un manual para reinsertar los códigos prehispánicos y que estos pudieran ser usados para diversos fines, entre otros, para hacer artesanías. Mucho de lo que vemos hoy, no es una herencia directa de nuestros antepasados, se trata de un boost que se le dio después de la revolución mexicana.
En el diseño gráfico también se tenían que retomar estos códigos para darle un empuje a la identidad mexicana. En este aspecto resalta la intervención de Diego Rivera, quién por su parte era un gran investigador del tema.
Sólo por repasar el tema y, a propósito de Diego Rivera, podemos ver que estas imágenes sobre lo prehispánico tomaron especial protagonismo en la popularidad del muralismo.
En esta época, es dónde también la mercadotecnia aprovecha esta búsqueda de identidad mexicana. Aquí destaca el pintor español, nacionalizado mexicano, Jesús Helguera. De este pintor, presento su pintura “Gesto Azteca”, la cuál aparece en el calendario que pongo en la portada de este texto.
Y en ese mismo sentir, esta búsqueda de identidad nos ha dejado logotipos emblemáticos que permanece vigentes, fruto de esta tradición.
Y dónde yo le pongo punto final a esta investigación, es en la presentación del logotipo del Gobierno Federal con la entrada del PAN, el cuál se permite cortar el águila del escudo para darle un sentido más contemporáneo, pero también para lanzar un símbolo de qué se entró en una nueva época.
Es muy pronto para tener perspectiva del giro que tomará el uso de los motivos prehispánicos en la Cuarta Transformación. Cuando se trata de apelar al nacionalismo, el uso de lo prehispánico aparentemente es una herramienta de oro. Ya veremos que pasa alrededor de este tema.
Esto, además de darme un horizonte más claro de cómo han ido pasando las cosas, me permite la reflexión de lo que en lo individual o en lo colectivo, hacemos esfuerzos enormes por identificar y hacer visibles nuestras raíces.
Me ayuda también a entender la ansiedad que a veces me genera ya no ser quién alguna vez fui. Entiendo que si bien es necesario tener claro de dónde vengo, también debo de estar consciente de que soltarlo me permitirá evolucionar y avanzar.
Por lo pronto les dejo este álbum de Javier Estrada, productor regiomontano que me vuela la cabeza con su forma de interpretar música prehispánica en versión electrónica.