Calma
Fuf. ¡Qué año! Ya lo dijimos mil veces, pero la época del año lo amerita. Enfocarse en el presente se vuelve muy complicado. Onda, agradecer que sale el sol, el cariño de la gente o que conservamos el trabajo, los que lo logramos. Cuesta encontrar palabras inmediatas para levantar la copa y hacer el brindis.
En octubre, pensando en la recta final del año y con la incertidumbre de lo que pueda pasar el año que viene, pensé que era buena idea volver a mandar a hacer calendarios con una imagen de Jesús Helguera. Esta ocasión, en vez de hacer una reflexión cultural sobre los símbolos prehíspánicos, pensé en un regalo. En un deseo. Busqué una imagen y una palabra que cargaran lo que deseo para todos.
En el libro La Leyenda de los Cromos (Museo Soumaya, México 2000); al abordar la obra de Jesús Helguera, hacen una referencia que me parece importante. En vida la crítica académica le negó el reconocimiento. Entró póstumamente al Palacio de Bellas Artes con el motivo de la exposición de su obra realizada entre diciembre de 1985 y 1986. Sin embargo, como afirma Alfonso Morales, Jesús Helguera ha tenido “el mejor y más perdurables de los homenajes; sus utopías se convirtieron en signos de indentidad”. El tiempo le dio su lugar en la historia del arte.
Siento que todo el tiempo tenemos que tomar distancia y ver el presente con perspectiva. Avanzar dando lo mejor, dejando que el tiempo acomode las cosas que en el presente son imposibles. En este momento donde estamos a dos clics de ordenar una pizza, conocer cualquier dato científico o mandar un mensaje de aliento; tenemos que tomar en cuenta que hay respuestas que solo pueden llegar con el tiempo.
No tengo una bolita mágica para decir que pasará en el año que viene, pero si tengo un deseo para todos ustedes. Que tengan paz, que tengan calma. Que puedan tener presente todo el año que lo malo es pasajero, pero lo bueno también. Ojalá podamos entender y aprovechar lo que toque de cada uno. Si me los encuentro por ahí, tendré calendarios conmigo. Será un gusto darles uno.
Cómo buen chavorruco latinoamericano, me aventé el documental Rómpan Todo en Netflix. Me recordó una canción de Charly García, que en su momento me consoló en la contingencia de la guerra del Narco. Hoy también me consuela. La vida que amas puede desaparecer, pero esta pinche incertidumbre va a desaparecer.