Correspondencia
A lo largo de un par de semanas platiqué con varias personas que estaban tocando los mismos temas. Por una lado Venecia me contaba que tenía la costumbre de escribir cartas dirigidas a personas especificas, pero se las quedaba en vez de mandarlas. Luego Virginie me contó sobre su gusto por tomar una maquina de escribir, hacer clac clac, y luego compartir los textos. Y en la inauguración de su última expo, Pablo Bisoglio me contó sobre el trabajo que presentaba, en el cual mostraba textos que alguna vez los escribió solo para el mismo, y ahora los mostraba acompañados por obra pictórica. Destacaba una instalación misteriosa de luz, color y carbón.
El ciclo de la expo se cerró y me llamó la atención que compartieran imágenes del desmontaje. Luego vi que había una sorpresa. Al desmontar la instalación, nos mostraron que detrás de esa atmósfera de luz había un texto escondido que por fin era revelado. Mostrar un texto secreto, me pareció muy simbólico.
Igual que Venecia y Pablo, durante muchos años escribí cosas que solo eran para mí. El abrir este blog fue una forma empezarlos a compartir, como lo hace Virginie. El ejercicio de mostrarlos, que al inicio me puso en una situación muy vulnerable, hoy me permite entender que abre puertas a conversaciones que de otra manera no sucederían. Esas conversaciones son las que me permiten evolucionar y moverme. Vale la pena bajar la cortina, como lo hizo Pablo, y dejar que los demás vean lo que a uno lo mueve. Suele pasar que en ese momento, otros seres humanos también bajan sus cortinas y empiezan a hablar de lo que realmente los mueve a ellos.
Les dejo esta canción de Lin Manuel Miranda. Me identifico mucho con la idea de I wrote mi way out, esa idea de escribir para salir adelante.
