Semáforo

Semáforo

Cuando todo esto empezó, la recomendación “quédate en casa”, me parecía más una sentencia que una solución. Mi casa era cómoda, pero no tenía las condiciones para quedarme tanto rato.

Poco a poco fui trayendo colores, arte y plantas. Estuve consiguiendo y moviendo muebles. También fui conociendo el ritmo de mi casa. A qué hora y por dónde entra el sol. A qué hora sube la temperatura y a qué hora refresca. Aprendi a qué hora abrir y cerrar las ventanas y cortinas. 

Entró la primavera y, mientras le daba más tiempo a mi casa, se me quitó el apetito por reflexionar sobre el arte. Estaba tomando decisiones estéticas y reflexionado sobre la vida, pero no me daban ganas de acudir voluntariamente al arte.

En el fondo, estaban operando otras referencias artisticas. Unas que tienen que ver más con el placer, la contemplación y los colores. La alegría. Tema que poco reflexiono desde el arte.

David Hockey

En cada uno de estos artistas, he visto series de casas que inspiran a quedarse ahí. A estar en paz. A sentarnos a tomar un café o una cerveza. A tener una plática larga o un silencio de esos que no son incomodos. Me gusta pensar que los últimos meses fui armando mi propia versión de lo que estos artistas presentan.

El semáforo regresó a color rojo. Afortunadamente, esta vez me quedo en una casa con más colores.

Champagne

Champagne

Aceptar

Aceptar