Domingos

Domingos

Cuando era niño teníamos una rutina los domingos. Por la tarde veía a mis abuelos maternos. Al medio día veía a un Tío, que era como un abuelo por parte de mi padre. Si todo salía bien, podría comer helado dos veces en un mismo día.

Al tío que visitaba al medio día, lo visitaba en catedral. Primero lo veía dando misa de doce, luego nos recibía en su oficina o en la sacristía. Para los laguneros, él era Don Fernando Romo, el Sr Obispo; para mí era el Tío Padre, un señor cariñoso que me daba mi domingo, que justo me alcanzaba para comprar una nieve de limón a la salida de catedral. 

Fernando Romo Gutierrez. Tio Padre.

Fernando Romo Gutierrez. Tio Padre.

Era muy emocionante cuando nos pasaban a la sacristia. Era el backstage de la misa. Ahí todos se ponían sus vestimentas especiales. Desde la perspectiva de un niño, era como una suerte de identidad secreta de super héroes. Eran seres que se ponían capas, ropajes con colores vivos y cosas en la cabeza. Pasaban de ser civiles, a ser seres superdotados, conectados a una energía superior. Tenía mi propia versión de los Avengers en los cuarteles de Ironman,. 

Me fascinaba todo lo que pasaba ahí. Creo que desde entonces me genera mucha ilusión visitar los camerinos de un teatro, los vestidores de un estadio, estar en una filmación o tomando notas en un focus group. Estar del otro lado, viendo como se arregla toda la magia. 

El año pasado vi un avance de Líbranos del Mal, de Dominique Suberville. Con solo ver unas imágenes en una presentación de power point, quedé impactado. Era una conexión inmediata a esas memorias de mi niñez, con el twist que acaba de salir de una hospitalización. Los conceptos de religión y medicina estaban muy vivos en mi memoria.

La obra la conocí en una visita de estudio y luego la visité en El Expendio. La experiencia volvió a ser imponente. En una instalación cargada de energía, en la que podemos ver flotando siete ropajes religiosos hechos con Tela Pellón.

En la sala entran los sonidos de otra pieza de la exposición. Son cantos gregorianos y el sonido de una resonancia magnética.

Se trata de una atmosfera cargada de dolor y esperanza. 

Dominique nos contó que es una forma de tomar control de circunstancias que durante su niñez solo fueron sucediendo. La fe católica y las constantes intervenciones medicas. En el momento en que ella toma el control sobre las prendas, los objetos y los sonidos que las representan, es la forma en la que ella toma el control sobre estas circunstancias. 

Aunque entiendo y conecto con los procesos de Dominique, sigo pensando en esa fuerza que pueden otorgar las prendas.

Los Avengers, Religiosos o Médicos; al portar sus prendas especiales; dejan de ser personas comunes, para convertirse en salvadores que nos libran del mal.

Exposición: Líbranos del mal

Artista: Dominique Suberville

Curador: Francisco Benítez

Espacio: El Expendio.

Año viejo

Año viejo

Rabia.

Rabia.